Me Gusta

domingo, 18 de octubre de 2020

Un trato justo

 


Se llamaba Jacinta y no sabía leer. Desde que tenía memoria había trabajado como agricultora en las tierras de su familia, en la provincia de Huanta, en la sierra del Perú.

Una vez por semana venía un señor de la capital y les “pagaba” por lo que habían cosechado. La mayoría del pago era con las mismas patatas de sus campos, que les servían para comer. El señor de la capital decidía no quedarse con esas y les decía: “No, no me convienen”. De alguna manera así les pagaba. Nunca entendió porque simplemente no se las comían, sin que tuviera que venir el señor de la capital.

Fue a la escuela hasta los doce años. El centro de estudio quedaba en otro pueblo y tenía que caminar kilómetros, muchas veces sin comida en la barriga, lo cual le daba sueño y a veces se quedaba dormida en plena lección.

La clase a la que asistió estaba llena de niños de distintas edades, por lo que nunca se sabía lo que enseñarían. La mayoría hablaba quechua y estaban empezando a aprender el español. El año que comenzaron a aprender las letras fue cuando le llegó la menstruación y las cosas se complicaron.

Los niños se burlaban de que manchara la ropa, no había ninguna clase de baño cerca, por lo que se veía obligada a caminar con las polleras sucias hasta encontrar un lugar con algo de privacidad. Además, el maestro la empezó a mirar de una manera que no le gustaba. Eran demasiadas molestias y preocupaciones. Así que la abandonó.

Ahora tiene veinticinco años, y está encargada de las tierras de su familia, porque su padre está enfermo. Cuando viene el señor de la capital, y le empieza a hacer los cálculos de las compras del mes, recuerda vagamente sus días en la escuela y se da cuenta que el trato que le hace no es del todo justo. Pero cuando trata de decir algo, se da cuenta que la está mirando como su antiguo maestro, de la manera que no le gustaba, entonces le dice que sí al precio que le da para que se vaya.

Solo hace falta una pequeña firma y ya está. Jacinta hace un punto.

domingo, 9 de agosto de 2020

Amistad a prueba

Siempre había querido hacer un viaje de mejores amigas con… Por supuesto: mi mejor amiga. Cristina era como mi hermana, mi alma gemela desde hacía casi 15 años. Así que decidimos que para conmemorarlo teníamos que hacer un viaje juntas de aventureras (aventureras para facebook, claro está, porque reservamos un hotel de 4 estrellas).

¿Alguna vez habéis escuchado la frase “las visitas son como el pescado: al tercer día apestan”? Pues esto fue como irme de viaje con el pescado. Dormir en el mismo cuarto que el pescado, ir a comer únicamente donde el pescado quería, y tener que esperar que el pescado se maquillara al estilo Kardashian cada vez que salíamos.

Cris es mi mejor amiga así que yo ya sabía que era impuntual, caprichosa, y que jamás de los jamases salía sin maquillaje. Sin embargo, creo que no estaba preparada para vivirlo 24 horas al día, durante todo un fin de semana.

Los problemas vendrían con las benditas fotos. Ya en el tren hacia Valencia, Cris me mostró como veinte imágenes que quería recrear. Yo, tan inocente, no vi ningún inconveniente, porque, a decir verdad, que lance la primera piedra quien no ha pedido una foto así y asá, con flash y sin flash, y de pronto montar una sesión improvisada en plena vía pública.

Para los chicos que están leyendo esto y se sienten un poco perdidos; debo explicar lo que es una regla tácita de la amistad entre mujeres: tenemos el deber sagrado de tomar a nuestras amigas tantas fotos como sean requeridas para que luego puedan elegir la mejor. Es más, tomad buena nota, porque esta norma se aplica también a los novios.

Llegamos a Valencia justo a la hora de la cena, así que decidimos dejar las cosas en la habitación y buscar un lugar para comer. ¡Madre mía lo que tardamos! No quiero exagerar, pero juro que ese día cené casi a la una de la mañana. Cris estuvo como media hora tratando de conectarse al wifi, y cuando lo consiguió se puso a chatear y compartir en TODAS sus redes sociales el viaje…que ni había empezado. Literal, solo habíamos llegado. Cuando finalmente dejó el móvil, aún tardó casi una hora en cambiarse de ropa y maquillarse.

Si por mí fuera, hubiera comido en el KFC del hambre que tenía, pero Cris eligió el lugar según un criterio muy interesante: su popularidad en Instagram. Es verdad que todo tenía muy buena pinta, pero no era precisamente el restaurante más cercano al hotel. Y obviamente, sin tener reserva, tuvimos que esperar un rato hasta que nos dieron mesa. Cuando finalmente trajeron la comida, yo estaba preparada para atacar al estilo del tiranosaurio de Parque Jurásico, pero Cristina me detuvo para: selfie, selfie, selfie. Una con la mesa, otra con la comida en la mano, una más en modo panorámico.

Aproveché un momento de distracción y en medio segundo ya había mordido mi hamburguesa.

—Tía, ¿Qué haces? Aún no le había hecho foto a tu plato —dijo Cris, visiblemente malhumorada.

—Perdón, es que me moría de hambre —contesté, mientras se me salían trozos de pepinillo de la boca. 

Podría haber pensado que Cris se había enfadado conmigo, pues no hablamos ni una sola palabra durante toda la comida, pero la explicación era que estuvo inmersa en el teléfono cada minuto. Por un momento tuve mis dudas, pero cuando me preguntó qué foto me gustaba más, entendí que tanta introspección se debía al clásico debate interno de qué filtro poner en Instagram.

A la mañana siguiente teníamos la visita al Oceanogràfic. Tardó horas en salir del baño, y cuando entré todo el suelo estaba mojado. ¿Es que esta chica no usa toallas? En fin, me cambié lo más rápido que pude y salimos tan pronto estuvimos listas. Ese día lo teníamos a tope: Acuario por la mañana, playa por la tarde y una fiesta de los amigos de Cris en la noche.

El paseo fue increíble. No tanto para Cristina, porque con los taconazos que llevaba le costó caminar. Vimos de todo, y nos divertimos un montón, pero la paz no duraría... El pescado atacaría de nuevo.

Por la tarde nos fuimos a la playa, la cual, por cierto, yo no había visto en ¡un año entero! Apenas habíamos tocado la arena, me muestra la primera foto que quería. La típica imagen de una modelo con gafas de sol, en un atardecer precioso, tomada por Mario Testino. Bueno yo quiero mucho a mi amiga, pero ni Cristina es una modelo, ni yo soy Mario Testino. Y por si fuera poco en Valencia el sol no cae sobre el mar.

A pesar de que yo me moría por darme un baño, hice caso a la regla de la amistad, por lo que empezó la sesión de fotos. Primero fue divertido, pero tras veinte tomas, la cosa se empezó a poner personal, y me empezó a culpar a mí de que no saliera bien, y a decir que no tenía idea de lo que era crear una foto con concepto. Bueno le dije que yo no tenía la culpa de que no fuera fotogénica. Me enfadé y me fui. Sí, ya sé, quizá mi reacción fue algo exagerada, pero estaba realmente molesta.

Estuve el resto del día sola, pensando que ya no le hablaría nunca más. Cuando regresé al hotel, abrí la puerta y ella estaba ahí.

—Pensé que ibas a la fiesta, seguro que allí puedes encontrar un fotógrafo —dije secamente.

—No quiero ir sin mi mejor amiga. Este era un viaje de las dos, y como siempre lo transformé en algo mío —respondió apenada.

No voy a mentir, una parte de mí seguía enfadada, pero otra más grande se conmovió y aceptó sus disculpas. Y esta es otra inexplicable regla básica de la amistad: siempre vas a perdonar a tu mejor amiga. Nos abrazamos y nos fuimos de fiesta…pero esta vez sin teléfonos móviles. 

Fue la mejor noche de nuestras vidas.


jueves, 22 de octubre de 2015

Un corazón valiente

¿Quién alguna vez no ha sufrido hasta las lágrimas por algún “defecto” que creemos tener? Ya sea querer bajar de peso, un problema de acné o esos detalles que nadie parece percibir pero nosotros sí, creo que a todos les ha pasado. Y no es necesario que te hagan bullying o que tengas un idiota que te lo diga, porque el solo hecho de saberlo ya te hace sufrir. Pero evidentemente las cosas se ponen peores cuando te lo señalan. Ahora, ¿te imaginas lo que sería ser llamada en internet la mujer más fea del mundo?

Lizzie Velásquez es una escritora y oradora motivacional de 26 años. Ella nació con un síndrome extremadamente raro, tan raro que solo dos personas en el mundo lo padecen y que hace que su cuerpo no pueda acumular grasa, por lo que no puede ganar peso. Nunca ha pesado más de 29 kilos, a pesar de comer todo lo que quiera. Su cuerpo tiene 0% de grasa, por lo que su aspecto es diferente, además de haber perdido la visión en un ojo. Cuando nació los médicos le advirtieron a sus padres que su hija no podría hablar, gatear, caminar o hacer algo por ella misma. A ellos no les importó y recibieron a su hija con el mismo amor que cualquier padre recibiría a su primer bebé. La infancia de Lizzie fue bastante normal (por el trato que le dieron sus padres), pero todo cambió cuando entró al kindergarten. Por primera vez se enfrentaba a niños que la rechazaban y la miraban como si fuera una especie de monstruo y ella simplemente no sabía qué había hecho mal. 
Cuando regresó a casa sus padres le dijeron que lo único que pasaba era que tenía un síndrome, pero que ella no debería dejar que su enfermedad la defina, así que debería volver a la escuela, poner su cabeza en alto, sonreír y seguir siendo quien es.
Esa es la enseñanza más valiosa que le pudieron haber dado y por eso Lizzie la comparte con sus seguidores en sus tres libros publicados Lizzie bella: La historia de Lizzie Velásquez (2010), Sé bella, sé tú misma (2012) y Escogiendo la felicidad (2014). En español solo está disponible el segundo, pero los tres son grandes libros que valen la pena buscar y que dejan valiosas enseñanzas.

Además este año salió el documental “Un corazón valiente”, basado en su vida que se centra principalmente en ese terrible episodio en el que fue llamada “la mujer más fea del mundo”. Cuando todavía era una adolescente Lizzie entró a internet para encontrarse con un video en que le daban ese título. Muy aparte de haber sido reproducido millones de veces, lo más hiriente fueron los comentarios, que le pedían que por favor se mate por ser tan fea. Insultos, agresiones y burlas. ¿Cómo lo enfrentó? ¿Cómo alguien a edad corta edad puede enfrentar algo así? Pues siguiendo el primer consejo de sus padres: poner su cabeza en alto, sonreír y seguir siendo quien es. En ese momento decidió lo que quería hacer en la vida y decidió responder a esos comentarios de la mejor manera: con su éxito.
Hace poco encontré a Lizzie en Instagram y la comencé a seguir. En su cuenta uno puede notar la gran persona que es. Totalmente positiva, llena de amor y felicidad. Ella enseña a sus seguidores a estar siempre agradecidos por lo que uno tiene, por quien es y por lo que le ha tocado vivir, ya sea bueno o malo. Haciéndoles recordar que solamente se necesita tener un corazón valiente para enfrentar a este mundo.


sábado, 17 de octubre de 2015

El mundo de Salinger

Cuando aún era adolescente y me encontraba perdida en el mundo (como ahora) un amigo de mi mamá el cual era un experto en libros me regaló El guardián entre el centeno. Luego entendí que ese libro es un símbolo de los adolescentes rebeldes, y bueno también de algunos psicópatas. La historia es simple, cuenta unos días en la vida de Holden Caulfield, un chico de 17 años que acaba de ser expulsado del colegio. Caulfield es totalmente rebelde, no en el sentido de “me hago un tatuaje y fumo en el parque”, sino que su rebeldía va en contra de las hipocresías de las personas y falsedades del mundo. Cuestionándose todo lo establecido y el porqué de las cosas, pero eso solo lo sabemos porque él es el narrador, pues su comportamiento la mayor parte del tiempo es normal y pasivo, conteniéndose la rabia, solo explotando de vez en cuando.
Como ya dije ese libro se convirtió en un ícono de los adolescentes, pues uno siente que todas las inconformidades que tiene con el mundo están representadas en la lectura. Muchos se sintieron identificados y vieron en las palabras de su autor J. D. Salinger la expresión de fracasos y frustraciones que ellos mismos vivían. El guardián entre el centeno fue el primer libro de Salinger, y su única novela publicada, pues tras el arrasador éxito que tuvo, se sintió demasiado expuesto y decidió apartarse del mundo, protegiendo al máximo su privacidad. En esa especie de aislamiento en la que vivía, continuó escribiendo cuentos y dicen que incluso novelas. Solo llegó a publicar tres libros más, de cuentos y novelas cortas. Nueve cuentos en 1953, Franny y Zooey en 1961 y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción en 1963. La familia Glass son personajes recurrentes en estos tres últimos libros.

Hasta ahora nadie ha podido explicar esa repentina reclusión que llevó a Salinger a aislarse hasta el final de sus días. Bueno si uno lee El guardián entre el centeno puede detectar el odio del narrador hacia el mundo, pero igual me parece paradójico que una persona que escriba esas palabras rechace a miles de personas que se identificaron con ellas. También me pongo a pensar por ejemplo que en algún momento Salinger fue una persona normal, que lo único que quería era publicar un libro y hacerse conocido.

El año pasado leí un libro llamado Mi año con Salinger, de Joanna Rakoff, en el que cuenta la experiencia que vivió como asistente de una agencia literaria, que justamente representaba a Salinger. Es una historia ligera, pero igual entretenida, y a pesar de que se centra más en la vida de la protagonista, hay unas cuantas anécdotas con el autor que valen la pena saber.
Por ejemplo en la agencia existía un total hermetismo con todo lo que tenía que ver con Salinger. La primera regla que le dan es que si él llamaba no se le debía hacer conversación, hacerle preguntas y por nada del mundo decirle que tenía algún borrador para mandárselo. A pesar de pintarlo como un monstruo pronto la protagonista se da cuenta que no es así, pues el mismo Salinger es el que le busca la conversación, preguntándole si le gustaría ser escritora y diciéndole que alguna vez le gustaría leer algo escrito por ella. Otra de las anécdotas interesantes que cuenta Joanna es la experiencia de recibir toda la correspondencia dirigida a Salinger. Cada día llegaban cientos y cientos de cartas de personas que le escribían para contarle al autor como se sentían identificados con sus libros, agradecerle e invitarlo a diferentes eventos. Las cartas llegan a la agencia y por más importantes que parezcan está totalmente prohibido enviárselas a su casa. Y ahí es que se toca un poco el tema de la gente perturbada que está obsesionada con Salinger y posiblemente es un poco la explicación de su aislamiento.
El libro El guardián entre el centeno, está relacionado con muchos asesinos o personas trastornadas que por alguna razón tomaron al personaje de Caulfield como referencia, llegando a obsesionarse con el libro.  Uno de ellos fue John Hinckley Jr, quien era acosador de la actriz Jodie Foster y quien intentó asesinar en 1981 a Ronald Reagan. En las investigaciones declaró estar obsesionado con el libro. Robert John Bardo asesino de la actriz Rebecca Schaeffer llevaba una copia de la novela de Salinger al cometer el crimen. Y finalmente el hecho más emblemático es el de Mark David Chapman asesino de John Lennon. La obsesión de Chapman por el libro es tan conocida que incluso se ha hecho una película llamada Capítulo 27, título que es una referencia a El guardián entre el centeno, que solo tiene veintiséis capítulos. Desde que era un adolescente y un amigo le recomendó leer el libro, Chapman se obsesionó con él a tal punto que declaro que deseaba modelar su vida a imagen de la del protagonista, Holden Caulfield. Por años leyó y releyó el relato de Salinger, hasta que en 1980 llegó a Nueva York para matar a John Lennon. Antes del crimen compro un ejemplar de este libro y escribió en él: «Para Holden Caulfield. De Holden Caulfield. Ésta es mi declaración». Tras matar a Lennon sacó la novela y se quedó leyéndola hasta que llegó la policía y lo arrestó.
Por esas razones existe una cierta controversia alrededor de El guardián entre el centeno, controversia que a la vez genera curiosidad. Se podría decir que el libro es atemporal y sigue cautivando hasta ahora a miles de adolescentes, manteniéndose año tras año en las listas de los más leídos.  

viernes, 25 de septiembre de 2015

El reloj biológico

El otro día estaba leyendo un artículo sobre el reloj biológico. No, no es ese reloj que te dice que debes casarte y tener hijos antes de los 30 o morirás sola y no podrás bailar “Tiempo de vals” en tu matrimonio como Gisela (ok es mejor morir sola), sino el que te avisa las horas en que debes hacer cada cosa como comer o ejercitarte. Pero muchas veces no le hacemos caso, o en verdad es que no sabemos descifrar sus sutiles mensajes. Acá una ayuda...

De 06:00 a 08:59
Rise and shine! Es hora de levantarse y si eres una persona normal (o sea que no necesitas mínimo 10 horas de sueño como yo) despertarte a estas horas de la mañana no será ningún problema. En teoría tu cuerpo se pone a trabajar por lo que detiene la producción de la melatonina, que es la hormona del sueño. Algo que la mayoría de personas ignora es que es el peor momento para hacer ejercicios (siempre lo supe), pues existen mayores probabilidades de sufrir un paro cardíaco (wait what?). 
Así como lo lees, y es porque nuestros vasos sanguíneos están más rígidos, la sangre es más espesa y la presión arterial está en su punto máximo. Si no has entendido nada, no importa la conclusión es que si te vas a levantar a correr, que sea mejor a correr las cortinas y descansar 5 minutitos más.
De 09:00 a 11:59
Llegas tempranito al trabajo y te dispones a ir por un snackabrir Facebook empezar tus labores del día. Esta hora es el mejor momento para trabajar y nuestro cuerpo es más productivo ¿por qué? Porque la hormona del estrés, cortisol alcanza su nivel máximo, dándole al cerebro un estímulo de atención (creo que nací sin esa hormona). Las reuniones o proyectos son ideales para estas horas, pues es el mejor momento para la memoria de corto plazo… P. Sherman, calle Wallaby 42, Sidney, o tal vez algo más útil. Una buena oportunidad si quieres impresionar a tu jefe.
De 12:00 a 14:59
¡Hambreee! ¡FOOD NOW! Es la hora del almuerzo y tu cuerpo lo sabe. Después de empujarte tu rico menú ejecutivo o si estás misio tu menú económico, te sientes feliz, te sientes en paz y te sientes oh no, ¡te sientes con sueño! ¡Sí! Químicamente necesitas una siesta. Luego de comer tu cuerpo produce un estímulo de la actividad gástrica, que contribuye a la «siesta biológica». Oye si el cuerpo lo dice debe ser por algo. Hazle caso a tu cuerpo.
De 15:00 a 17:59
Y a continuación el secreto mejor guardado de tu cuerpo señores y señoras les presento el momento perfecto para hacer ejercicios. Ok, aceptemos que para muchos no será fácil escaparse al gimnasio, pero si trabajas desde tu casa, en una empresa buena onda o si simplemente trabajas en Google y tienes un gimnasio en tu oficina (¿Te paso mi cv?) es una buena oportunidad para empezar a moverte y hacer alguna actividad porque da la casualidad que a estas horas la temperatura de tu cuerpo va aumentado, logrando una forma natural de entrar en calor. El corazón y los pulmones funcionan mejor y los músculos están un 6% más fuertes. Al ritmo de las Dalinas: ¡Vamos a hacer deportes!
De 18:00 a 20:59
¿Te acuerdas que siempre dicen que no se debe comer muy tarde? O en todo caso no comer algo muy pesado. Es verdad el cuerpo procesa distinto las comidas a medida que se acerca la noche, por eso es aconsejable que comas algo ligero como fruta, cereales o sopas. También puede ser algo más carnívoro como un sándwich, para no quedarte de hambre, pero olvídate de los grandes banquetes nocturnos porque comer mucho de noche puede incrementar el riesgo de obesidad y diabetes. ¡Ah verdad! Me olvidaba, estas son también las horas en las que el hígado metaboliza mejor el alcohol. ¿Alguien dijo Happy hour?
De 21:00 a 23:59
No es necesario que alguien te lo recuerde porque por tu propia cuenta ya lo sentiste: se acerca la hora de dormir, por lo que comienza la producción de melatonina (¿recuerdas nuestra fiel amiga del sueño?) y todo se empieza a ver medio borroso, salvo tu cama que por una extraña razón la vez con una iluminación celestial. Si tienes frio es porque la temperatura interna corporal está descendiendo, y es momento de ir a acurrucarte a tu camita.
De 00:00 a 02:59
¿Sigues despierto? ¿En serio? Bueno te aconsejo que te vayas a dormir. Número 1 porque a estas horas todo tu cuerpo se está limpiando, pero más importante aún es que el cerebro está eliminando las toxinas acumuladas en el día. Y número 2 a estas horas los niveles de atención son mínimos, ¿entiendes? ¡Mínimas! Por lo que si sigues haciendo algún trabajo es probable que no lo hagas muy bien (ya te dije hazlo a las 9 de la mañana con tu hormona del estrés), pero además puedes meter la pata en grande. Ahora si estás viendo Netflix, creo que no hay ningún problema, aunque claro que sería bueno descansar, porque cada hora va descendiendo la producción de melatonina.
De 03:00 a 05:59
Tu temperatura corporal está más baja que en cualquier otro momento del día debido a que la energía se utiliza para otras funciones, como la regeneración de piel y otros tratamientos de belleza de los cuales no estabas ni enterado. Entonces mientras tu cuerpo se concentra en hacerte el mejor de los faciales tú relájate y disfruta las pocas horas de sueño que te quedan, porque oh sí los niveles de la hormona del sueño van descendiendo y va llegando la hora de despertarse y empezar un nuevo día.

sábado, 19 de septiembre de 2015

10 cosas que todas hacemos, pero lo negaremos hasta la muerte

Hay cosas que una mujer no puede revelar ¡nunca! Repito, NUNCAAAA! Ya sea porque es su truco de belleza mejor guardado o porque simplemente es algo verdaderamente vergonzoso (y no me refiero al vergonzoso tipo “stalkeo a mi ex”, sino al vergonzoso que bordea lo asqueroso). De cualquier manera hay veces en las que pensamos que somos las únicas en el mundo a la que se le puede ocurrir una cosa así, pero para que veas que no estás sola te dejo esta lista:
Tu cuerpo latino gracias a…Photoshop
Esa clase de diseño gráfico que llevaste en tercer ciclo fue lo más provechoso que obtuviste de la universidad. Especialmente por tu gran amigo el “Liquify”, gracias a él puedes llegar a tener algo de cintura. Pero a pesar de que la pared en la fotografía se doble como cuchara de mentalista, tu jamáaaaaaaaaaaas lo aceptarás y lo negarás igual que Guti. Yo no me photoshopié, no me photoshopié, no me photoshopié. (¿Photoshopié? ¿Photoshopeé? Yo photopeo, vosotros photoshopearán… #RAEhelpme #whatever)

El secreto del cabello
Uy en este número tenemos varias secciones. Desde el famoso “hoy no me lavaré el cabello porque así queda mejor al planchar”, o su inversa pero directamente proporcional en asquerosidad “me planché y no me lo lavo porque me quedó regio”, hasta llegar al “simplemente no me bañé así que me hago una cola. Me parece que no se nota. A ver mamá huele”.

La verdad del estilo “relajado
Aunque queramos hacer creer a la gente que “I woke up like this”, la verdad es que mínimo nos hemos puesto delineador y un poco de rubor. Igual con la ropa: “O sea esto es lo primero que me puse”. Falso probablemente esa haya sido tu quinta opción. Y ni que decir cuando te piden que mandes una foto o prendas la cámara web. Solo diré que la verdadera razón por la que te demoraste en hacerlo no era la baja señal que tenías.

Siempre usas el mismo sostén.
Sí, ok es verdaderamente asqueroso, pero en serio, ¿cual es la regla con el uso del sostén? ¿Uno cada día? ¿uno cada semana? ¿dependiendo del atuendo? (creo que esa es la que aplicamos). La cosa es que tienes miles, de todos los colores, de todos los tamaños, de todas las marcas. Pero nop, solo hay uno que “te arma bien”. Uno es el elegido, tu favorito, el que te entiende. Y aunque pensabas lavarlo el día de hoy, pues ya podías ver (sí dije ver) el sudor en él,  eres capaz de sacarlo de la ropa sucia para ponértelo una vez más, porque juuuuusto hoy usarás el polito escotado.

No depilarse tiene solución.
Ya sea piernas o axilas, la solución es la misma: más tela. Sip, aunque suene mal. Puede ser por falta de tiempo, o simplemente flojera, pero el hecho es que si te estás vistiendo y te das cuenta que no estás depilada, irás en contra de la razón que te dice hazlo rápidamente porque hoy puede ser el día que te tuerzas el tobillo y un doctor tipo Matthew McConaughey en The wedding Planner llegué a enyesarte, y optas por coger el jean más skinny que tengas (para mejor seguridad) o el polo con manga larga que te cubrirá todo el secreto. A veces te puedes sentir un poco audaz y tratas de trollear a la vida, optando por un pantalón pescador o capri depilándote solo las canillas. Uy sí soy más viva que tú universo.

La iluminación natural
Luego de haberte hecho una iluminación, rayitos o mechas y haberlas pedido muy sutiles para que no se note mucho, por alguna razón que no se puede explicar te entrará una mitomanía incontrolable, para hacer creer a la gente que son naturales y que en verdad eres rubia. “De tanto surfear en el verano, me salieron las californianas en un perfecto ombré”. “¿Qué te puedo decir? Las baby lights de mi infancia me duran hasta el día de hoy”.



Tu outfit favorito
A todas nos ha pasado (especialmente cuando te acabas de comprar ropa nueva) que por la gracia del señor logramos armar un outfit perfecto, con collar incluido. Todo combina, todo logra vivir en una perfecta armonía. Así que lo usamos una y otra y otra vez. Hasta que el estúpido Facebook te pone en evidencia porque te etiquetan en dos eventos, de dos días distintos con el mismo atuendo. Y así de simple el encanto se rompe para siempre… Ok tal vez solo una vez más.



Duermes con el maquillaje puesto.
Sí, sí, Todas sabemos que es un gran pecado, que es lo peor que le puedes hacer a tu piel y bla, bla, bla. Pero es que a veces estás tan cansada que simplemente no puede más. O sea con las justas te pones pijama, deberían darte crédito por eso. Solo al día siguiente cuando tengas todo el ojo irritado y pegado de una masa no identificable híbrido de rímel y legañas, te darás cuenta de tu error. Pero cuando se hable de eso la respuesta siempre será: Noooo, nunca! Y empezarás con los sermones de crema Nivea.



Tener zapatos que no usas
Por más que nunca hayas usado tacos (y que nunca los vayas a usar) tú insistes en seguir comprando esos stilettos que te encantan. Pero cuando tú mamá te dice que jamás te los has puesto, tú lo negarás tres veces antes de que cante un gallo. “Estás loca siempre, me los pongo”. No, esas pruebas frente al espejo imaginando que estás desfilando en una alfombra roja, no cuentan como una salida y menos el bailecito de Single Ladys.



El piropo rechazado
Y por último, puede que hayas hecho todos los esfuerzos (y disfuerzos) para estar totalmente bella and you know it, pero en el momento que alguien te diga lo guapa que se te ve, entras en pánico y nunca sabrás cómo responder, por lo que optarás en negarlo o hacer una mala broma, pero con una extraña e incómoda sonrisa en la cara.
Está la mentira: “-¡Qué bien se te ve! -¿Qué hablas? Estoy horrible, si ni siquiera me he maquillado” #falsamodestia.  Y está la respuesta agresiva: “-Oye qué flaca que estás. -¿O sea que estaba gorda?”

No es cierto! estoy horrible!

sábado, 12 de septiembre de 2015

Estilo adorkable

¿Se han dado cuenta como el ser nerd se puso de moda de un momento a otro? Imagínense haber sido un nerd en los 90, antes de Bill Gates, antes de Mark Zuckerberg, pero principalmente antes de Sheldon Cooper. Con voz de traducción hispana “Eso verdaderamente debió apestar”.

Pues ahora les tocó el turno a las raritas, las chicas excéntricas que no destacan precisamente por su talento para sociabilizar, pero que tienen un “no sé qué”, que las hace adorables. Ellas son “adorkables” (hijo no reconocido de las palabras adorable y dork).


Y es que una persona adorkable se caracteriza por ser un alma libre, una niña en un mundo de adultos. A ella no le interesa para nada ser sexy, es la típica chica que en la noche de Halloween se diferenciará del resto por parecer un terrorífico zombi y no una diablita sexy en lencería, como la mayoría que aprovechan esa fiesta para sacar a la mujer fatal (eufemismo para BITCH) que llevan dentro.


Bueno estas chicas tienen una forma característica de vestir, un “look” súper especial en el cual el objetivo pareciera ser copiar a una tierna muñequita, por lo que suelen mezclar estilo entre naïf y retro, con aires Pin Up. Su guardarropa está compuesto principalmente por vestidos de vuelo, faldas de flores, blusas con cuello bebe y ballerinas. Pero al igual que sus compañeros los nerds, ser adorkable es un estilo de vida y actitud más que una moda. Pues su comportamiento es infantil y torpe. No son precisamente las personas más sociables del mundo y preferirán miles de veces ver una maratón de películas de Disney con sus amigas que asistir a una fiesta.


Nuestras grandes embajadoras son, si es que no lo has notado aún, la princesa de los hipsters Zooey Deschanel y la BFF de absolutamente todo el mundo menos de mí, Taylor Swift. Si se dan cuenta ninguna de ellas encaja con la definición que teníamos de perfección. Ya sé lo que estás pensando “Eres una envidiosa” (voz de Tilsa). No, no me malinterpreten, no digo que no sean lindas y regias, me refiero a la perfección en el sentido del prototipo de chica cool. O sea ellas hacen alarde de su rareza y te animan a hacerlo! #EmbraceYourWeirdness. Y no hablamos de una rareza estilo Miley Cyrus que lame todo lo que tenga al frente, sino esa rareza de no haber encajado totalmente en el mundo, con la que muchos nos podemos sentir identificados.





Definitivamente Zooey Deschanel fue quien popularizó este estilo y también la palabra en su serie “New Girl”.  A pesar de que ya hace algunos años había enamorado al público masculino en “(500) Days of Summer” (o sea a nadie le importó que sea una bruja en esa película?) con sus vestidos de vuelo y su característico cerquillo, que le da un toque angelical, el personaje que realiza en la serie es de una joven un tanto atolondrada que tiene extraños hobbies como escribir fan fictions o realizar manualidades. Pasatiempos que antes muchas de las chicas trataban de ocultar, pero que ahora los gritan a los cuatro vientos y hasta los hacen público en sus redes sociales.


Taylor por su lado también cumple los requisitos. Su estilo es totalmente clásico, siempre parece una muñeca vestida apropiadamente, combinándolo con unos toques infantiles, incluso sus bikinis son de talle alto para no mostrar de más (hasta hace muy poco se desconocía si tenía ombligo pues nunca lo mostraba). Taylor no tiene vergüenza en describir como pasa sus fines de semana junto a sus gatos, viendo películas y horneando galletas con sus amigas, en lugar de estar parrandeando en discotecas con sus contemporáneas (entiéndase Miley).


Aunque ahora están de moda, al igual que los nerds en el pasado estas chicas no la han tenido fácil. Y es que por su excéntrico estilo eran blancos de burlas. La misma Zooey ha confesado que cuando era niña en su colegio fue víctima del bullying, ya que sus compañeros de burlaban porque siempre se vistió de forma…digamos particular.


Sin embargo nunca cambió su manera de ser, continuado con un estilo propio, proclamando sus creencias extrañas, y no importándole nunca las opiniones de los demás. Algo que todos deberíamos imitar.